sábado, 5 de febrero de 2011

El secreto de Gioconda

Mi relato: Capitulo .3º
El secreto de Gioconda

NO PIENSES QUE TE CREÍ

Buscando y buscando por Internet el tiempo pasa sin darte cuenta. Pero encuentras todo… sin moverte de casa laprueba está en que yo ayer estuve ablando con (La Gioconda). Si con la que vive en Francia. Solo tuve que hacer entrar en Internet. Me asomo por su casa, la que al entrar lo primero que te encuentras es una enorme pirámide, una ascendente, y otra descendente, a mí se me hacia tan grande aquel sitio que la vista me fallaba no lo vi. Muy claro solo se que caminaba por un pasillo muy ancho con muchas obras de Arte, eso si muy bonitas todas y bien pintadas o esculpidas. (Ya no se hacen esas cosas). Ya Las piedras el Mármol, el granito, etc. No se utilizan mas que para las encimeras, de cocina y en los cementerios. Y el Lienzo ni para sabanas.

Ahora todo es ladrillo y cuanto más barato mejor. Pero los pisos mucho mas caros, que además no sé para que los hacen tan caros, si luego los quitan por que no pagan y todos se los quedan los (BANCOS).

Bueno que no quiero desviarme. Pues al volver del pasillo a la derecha me quede mirando un Retrato, por que me pareció conocerla no sabia bien de que pero ella si que me reconoció a mí. ¡Como ya estuve allí otra vez! Cuando llevaba unos minutos mirándole por que a veces me sonreía, otras veces no. Me pareció antipática. Ja, ja. Pero de eso nada.
Pero tiene mal carácter. Pues al acercarme a ella para verla mejor. He de repetir que ella tampoco me quito el ojo de mis ojos en ningún momento, Cuando sale de aquel cuadro acorazado.- Tan pequeño-77x53.Dios mío. Tan pequeño el cuadro. Y todo lo que tiene dentro. Sin mediar palabra me dio la mano, y como si volásemos, recorrimos aquella especie de jardín. Que donde termina una columna, comienza un camino. No es un camino sino una vereda. Seguíamos recorriendo el enorme jardín. ¡Por cierto, yo flores no llegue a ver! Pero si un puente sin terminar…bien fuera por que entonces ya existían las crisis. O por lo que fuera. Pero aquel puente no estaba bien hecho.

Yo estaba algo cansada y le dije que nos sentásemos en un viejo sillón que tenían por allí algo abandonado, pues dijo que el que la pinto en la madera de Álamo, allá por el (RENACIMIENTO) ¡eso tiene que hacer mucho tiempo!- le dijo que sentadita allí es donde la pintaría, ¡Pues que antipático! No se yo que pensaría del hombre aquel tan horrorosamente feo, pero algo ya me dio a entender. Me pareció un poco cotilla. Me decía cosas de un marido, de nombre Francisco Bartolomeo del Giocondo, que como era caprichoso le haría cambiarse el nombre a ella que se llamaba. Lisa Gheraldini. Pero como entonces los hombres mandaban tanto la obligo adoptar el nombre de –Gioconda. Al parecer El Leonardo da Vancí y el marido Francisco Bartolomeo, eran bien amigos, y se compartían muchas cosas, y muchos secretos. Que me lo dijo ella. Cuando estábamos allí.
¡Esto no es para contar por hay eh! Pues es un secretazo, me dijo que incluso llego a estar embarazada, pero no me contó de quien, ¡Yo creo que seria para despistarme!

Yo también le dije cosas.

Le pregunte, que por que se dejo pintar los parpados hinchados y como le consintió, que le cortase las pestañas y las cejas, ella me contesto que… yo no entiendo nada, me dijo…
Ya veras como dentro de mucho tiempo todas las Italianas me Imitaran!
Bueno Pues alo mejor tiene razón. Ej. Mina la cantante.
Luego me dijo, que ella también tenia criticas para mi.
¡No se yo que tiene esta para criticarme!

¡Me dijo que yo al mirar entrecierro un pelin los ojos y si hago eso los hombres se piensan que les hago cosas!
Yo me enfade y le dije. Que tiene las manos como los hombres.
.la seguí mirando y me dijo…
¡Como me sigas mirando así! y cogiéndome la mano. Boy a tener que decirte mi gran secreto.

Mis manos estaban frías, como el hielo.
Pero las suyas eran grandes, duras fuertes, y ardían. Su sonrisa burlona a tiempos desaparecía
para volver a mirarme.
En tanto que se limpiaría el sudor de la cara, volviendo a apretar mis dedos.
El sitio era cada vez mas frió.
No cantaban los pájaros.
Ni se oía el murmullo del agua.
Seguía sin gustarme el puente.
El camino, desapareció como su sonrisa.


Al apretar mis débiles dedos. Sentí como un
fuerte calambre que me recorrió todo el cuerpo.
Seguía sosteniendo mis manos con fuerza.


Ni se oía el murmullo del agua.
Seguía sin gustarme el puente.
El camino, desapareció como su sonrisa.


- Ya no me sonreía.
- Las manos .Sus manos.
- Será este su gran secreto.
- Nunca lo sabremos.




Cosas de Hortensia

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Hortensia Alcalá. Escritora: Sociedad de autores de Euskadi

Sociedad de autores de Euskadi

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