LA
PIEDRA DORMIDA
Soñarte
ha sido el caminar de mi noche, tus manos el roce que acariciaban el
plumaje de mi pecho, el latir de tu corazón, el que hacía palpitar
la piedra dormida que era el mío, y que surcaba el vacío en su
caída, con el fin de fundirse tu latir y mi palpitar en un solo
gemido. Mis manos buscaron tu piel, se perdieron de gozo en tu cuerpo
mis labios te amaron con la vileza de un amante, robándote los
sentidos y haciéndote perder la conciencia, mi cuerpo sirvió de
cojín para que tu cuerpo buscará su locura, para que tu danza del
vientre la quisieras hacer eterna, mientras me robabas hasta el
último aliento; que tu cuerpo erguido y sentado en mi trono buscara
con tu rostro y tus ojos cerrados el brillar de las estrellas
difuminándose por el manto de la aurora. Que bonito verte
resplandecer cuando el sol apareciendo viene por el horizonte,
enviando como mensajero al amanecer, y dibujando las sombras de tu
figura en mi cuerpo y en las sedas que abrigaron nuestra piel, ya
amanece mi princesa y aunque no quiera te vas, te desvaneces, espera
un segundo mi sueño, solo déjame desearte los buenos días, y allí
donde vayas o donde estés que tengas un lindo y hermoso día.
El: R. Rafael.
UN
NUEVO AMANECER
Yo: Hortensia.
Espero
con impaciencia ese bello amanecer. Deseosa de unir el tacto de
nuestras manos. Romper la piedra que tu corazón esconde, acariciar
el viento mientras miro al horizonte. La niebla vespertina con su
velo sedoso y frió, separando el día de la noche nos regala el
aliento a nuestro respirar, profundo, como profunda tu mirada ilumina
el valle que tras la luz se esconde.
Cenizas
sonrosadas cubren la colina en la que se alza la muralla. El
dossier del lecho me desvela, con el revoloteo del viento,
mientras mis manos buscan tus manos, al igual que tu mirada. Como mi
boca tu aliento lo busca desesperada. Que larga se hace la noche,
esperando la alborada. ¿Cuando te veré llegar para juntar nuestras
almas? Quisiera...yo poder....quisiera...detener la madrugada, para
sentir tu calor, al clarear la mañana, para despertar la piedra que
duerme en la madrugada. Para envolverme en tu piel. Para meterme en
tu alma, para llenarte de besos y sonrisas plateadas. Para detener
las horas y darte los buenos días...por siempre alma con alma.
Hortensia
Alcalá García