Mujeres de mujeres.
Madres de hijas.
Novias de novios.
Esposas. “Amantes.
Amantísimas esposas sencillas o arrogantes.
Esposas, brillante, encendidas, o apagadas.
Diste la luz al
hombre para el bien del universo.
A tu pecho lo pusiste al poco del alumbramiento.
Tantas caricias le diste
al hijo de tus entrañas.
Que no pensaste
que un día, otro regazo tocara.
La mujer de
nuestro tiempo, de inquietud está formada.
Para levantar el mundo, a pulso y a
manos blancas.
Mientras este se
derrumba sin agua o a barrancadas.
Mientras la barbarie azota, por la incoherencia que ataña.
Quisiera barrer el
mundo. Quisiera limpiar la casa.
De los grandes poseedores, de hacendados o hacendadas.
Revolverles sus
haciendas, sus libros o sus guadañas,
por si estamos confundidos y se curraron la pasta.
Lo mismo a los letrados que con lupa dibujaban
la letra tan diminuta, que ni a leer se acertaba.
¿O seria que toparon con mujeres no formadas...?
Ya que solo
trabajaron desde niñas su jornadas.
Mientras crecían sus manos… el trabajo desgastaban.
A la MUJER del trabajo, a la mujer de la casa.
A la mujer del
tirano, como siempre resignada.
A la madre, a la amiga.
A la que pide la calma.
A la que
llora o sonríe; la que quiere con el alma.
Hortensia
Alcala García
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