Tu mano en mi cintura y mi rostro en tu cara:
Te conocí mientras las cuerdas del violín tensaba:
Me ofreciste ayuda, cosa
que al instante yo aceptaba.
Al terminar por gratitud; te ofrecí mi mano, mientras
tu fijamente me
mirabas. Comenzamos a bailar, con la
Música del alma.
-¿Que viste en mi….yo pregunto? Si al momento el tacto
de tú mano me quemaba. Y el verde de tus ojos con el
negro de los míos deseosos
de anhelos se cruzaban.
El deslizante suelo del salón, como plumas al aire nos llevaba.
Tu mano en mi cintura,
y mi rostro en tu cara.
El pulso de los dos Y
la respiración, al fin se aceleraban.
-Tu
mano en mi cintura, y tu rostro en mi cara.
Por la escalinata azul
bajo la luna, la brisa de la noche
Adormecidos nos
mojaba.
Tu mano
en mi cintura, y tu rostro en mi cara.
El alba desvanece nuestro sueño.
Las cuerdas del violín
en llanto se desatan. La sombra de
Tu imagen de mis ojos, la luz del sol la apaga.
Contigo te llevaste mi
sonrisa contigo mi mirada.
Mi mano temblorosa, y
mis ojos, buscando el verde y el calor
De tu mano se quedaba.
Hortensia Alcalá
García
17/4/2015
2 comentarios:
Todos, alguna noche, hemos sentido algo así. Una pasión arrebatada, un segundo de furia apasionada, el momento, aquel momento, ¡recuerdo!
Bueno si, así es. Todo esto sale de mi mente, no del recuerdo. Me case con el primer novio que tuve y aun continuamos...a trancas y barrancas... La imaginación es juguetona y enredadora. Gracias
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