miércoles, 8 de febrero de 2012

El valor de la vida

El valor de la vida:


Año LXII del s. XX

El Tabaco:

La noticia de un entierro familiar rompió la monotonía de una mañana que todo hacia prever que seria dura de calor. Trabajo junto a más familiares en las plantaciones de Algodón y de Tabaco. Subida en el surco para poder acceder a la copa de la planta que me superaba en altura y, debía de cortar la ultima cogolla… para que no crezca mas y así la hoja se hace mas extensa y fuerte, (mas bonita) aunque bonita ya lo es un rato largo. Parecida al FICUS, solo que la del tabaco es áspera y dura. Y la del FICUS es gorda pero suave.
La del tabaco es fuerte. Tanto como el fuerte olor a alquitrán, que después de colgado y seco ya seria casi insoportable entrar al secadero. ¡Nombre del sitio especial en el cual se cuelga el manillar de las plantas, para secarlo! Pues ahora mismito mientras lo escribo, me doy cuenta que si los muy fumadores de tabaco, hubiesen trabajado allí...no lo abrían probado en su vida.

El Algodón:

No así puedo decir lo mismo de la plantación del algodón y, más tarde la recolección. Esto si que me gustaba…no olía a nada, solo que el trabajo era durísimo y la recogida la peor. Mañanas con roció o heladas, frió y calor… como dije por el tabaco subirme en el surco, pues en el “entresaque” de la planta del algodón tenia que agacharme al par del suelo. Así durante largas jornadas de trabajo.
La mata al crecer y cuando es el momento de la recogida es más baja que la del tabaco y más frondosa. La vega se ve desde lejos, como si el campo estuviese nevado. Con un blanco entremezclado de color verde pardo y, tonos dorados (Oro viejo). Mis deditos al igual que mi voz tiritaban de frió por las mañanas esperando que calentara el sol. Aquel sol que más tarde nos achicharraba el cerebro traspasando el pañuelo y el sombrero de paja que llevábamos para cubrirnos la cabeza y la cara. Sombrero que ya desde niñas nos hacían las madres o abuelas, para cuando fuéramos a trabajar. ¡Toma este sombrero, te lo hice con paja de centeno, es la paja mas dorada y bonita para hacer un bonito sombreo. -Tienes que ponerlo para trabajar…por que el sol en la cabeza dicen que derrite los sesos. -Bueno siendo por eso yo me lo pongo pero nada mas volver a casa me lavo el pelo, que yo no quiero estar con el pelo aplastado. –Madre me dice que ni pensar que si estamos con la regla no nos podemos lavar el pelo ni los pies y, mucho menos bañarnos. Que desazón y miedo nunca comprendí que tendría que ver una cosa con la otra, pero si madre lo dice!

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Hortensia Alcalá. Escritora: Sociedad de autores de Euskadi

Sociedad de autores de Euskadi

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