ADONDE EL AMOR ME
LLEVE.
(tarea8)
Museo San Marco, Ernesto me dijo que su oficina está cerca
del museo. Estoy en vía de la colonna, pero la calle es…Vía Cesare Battisti. ¡Qué
perdida me encuentro por esta ciudad! -Pero soy yo la torpe… hoy también se me
pasara la hora de la entrevista.
Algo nerviosa al no poder encontrar el sitio, decido
llamar a Ernesto…-anda que también llamarse Ernesto” -como mi vecino el que vive en el piso de arriba. Espero que
este no sea tan borde como él.
-Mensaje al móvil, es Ernesto; si antes lo pienso antes me
llama!! Dice que estoy al lado de la
oficina; pues es el número 12: -seguro que será un señor viejo con bigote
blanco, ya tintado de amarillento por el humo del tabaco. Y me saldrá la risa
cuando le vea, le parecerá mal…y a la calle, sin hacerme la entrevista. Sería
un fastidio pues tenía ilusión para marcharme a México, por el asunto del jade, ya que si me mandan a China
no entiendo el idioma de los Nómadas y no podré comunicarme con ellos “¡con lo que me
gusta hablar”!
Joe! Si esto es un Palacio con un león a la puerta, más viejos que
la pana”. ¡Bueno en que líos me meto! Pero tengo que entrar. “Esto es un hotel.
–Pero sigo adelante por un gran pasillo. Por todos lados veo al final o
principios de escaleras o en cualquier recodo, estatuas de David y el retrato de Miguel Ángel. Pero bueno con
el Mármol y las alfombras del
estilo Italiano en colores pastel, dan un toque especial al largo pasillo y escalinatas, realzando la
belleza del esgrafiado de algunas paredes y techos a manera de mural. Que al
cobijo de altas bóvedas decoradas con
los frescos de Miguel Ángel. Del mismo modo entremezclado con los grafiados-
estilizando así el romanticismo y la delicadeza del buen hacer del gran pintor,
Arquitecto y, escultor. -También se dice que fue un buen poeta Italiano. Michelangelo Buonarroti Siempre
presente en esta ciudad;
al igual que en
todo el país.
Ya en la puerta del despacho nº 8 junto a la baranda de la
escalera que sigue hacia arriba, pulso el botoncillo 3 como Ernesto me indico,
no escuche pasos; lo cual procedí a
sacar del bolso la barra del carmín “tres números más alto que el mío habitual”
para pintarme los labios. Igualmente me
pongo un salpicadito de perfume; que me
compre junto con las medias de seda, en color natural. Mirándome en el brillo de una placa dorada del letrero de la
puerta.
Ahora me
di cuenta que no me fije que ponía en el letrero. ¡Yo que sé… ¡A todo no se puede llegar!
No salen a abrirme: me siento en la escalera, saco el
móvil y está sonando el dindoneo, del chat. Miro en mi blog (http://hortensianorte.blogspot.com.es/
) Alguien dejo un comentario. (Chica especial, me encanto tu poesía).
Oigo pasos y me pongo en pie. No sé como estoy viva
del gran susto que me lleve. Ernesto no tenia bigote, ni era un viejo gruñón.
Con una media
reverencia me invito a pasar, mis pies no querían…pero mi cabeza les
contradecía. -Entré me senté frente a Ernesto sin elevar la vista para nada,
mirando al suelo le respondí a algunas preguntas; y cuando
me levante para marcharme… él también en
pie ante mí con un sobre grande
en la mano y un par de cajas en papel de
regalo. Se planto de rodillas, extendiendo los brazos.
…Y me dijo.
¿Quieres la miel
del color de mis ojos? Y tras recitadlo entre ambos, ya agotando las
últimas lágrimas me entrego el contrato de trabajo y me ayudo a desenvolver el
regalo.
Un anillo
de oro blanco con piedras de jade. También el colgante del mismo mineral. Me
ayudo a colocarme ambos mientras continuamos recitándonos el fragmento del poema: ¿Quieres la miel del color de mis ojos?
Hortensia Alcalá García
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