Reflexión
El excesivo consumismo, nos está llevando al ¡¡qué sé yo!! Nadie quiere quedarse en casa para que todo esto que tenemos encima se vaya por donde vino, y volvamos a vivir en paz.
No parece haber conciencia del peligro que creamos cuando airosamente salimos a las calles, juntos o amontonados. Cada día se crea una celebración para protestar por algo que se les cruza entre ceja y ceja, el caso es exigir y no dar. En tanto los niños vuelven a quedarse con los abuelos, que por una causa u otra siempre les toca, gratuitamente!! Pero además son las mujeres las más revoltosas, “lo siento pero es así” también la juventud, que piensan que los padres solamente tienen obligaciones y ellos… a pasárselo en grande.- Mal vamos con toda esta libertad y sin obligaciones, lo que llega a ser libertinaje. Tener en cuenta que los mayores tenemos más derecho a ser libres ya que muchos años (Ha) – que lo dimos todo a cambio de nada: diversión los fines de semana por la tarde, ir al cine y al baile, después un paseo y a casa. ¿Por qué?- Porque al día siguiente tendríamos más obligaciones. Que no “toda la noche de mambo”. Pero de eso los jóvenes no quieren ni oír palabra. A nosotros no nos pagaron matriculas carísimas para los estudios, ni nos mandaron a conocer países antes de comenzar a trabajar. Nosotros nos incorporamos al trabajo siendo aun niños, con doce y catorce años… y sin rechistar. Ahora comienzan después de los treinta, y a todo hecho. Y todo esto no lo digo desde la edad media, sino que fue como quien dice ayer!! Que tengo 74 años, y aun activa. Quizás por eso la vida nos vuelve a la miseria y la pobreza. (Tiempo al tiempo)
- Si las terrazas y los bares se cierran, tendremos que esperar a que esta pesadilla pase a la historia, esto es más serio y mortífero por tanto más importante que la necesidad de cualquier diversión. Reunirse con amistades es importante, pero lo es más la salud y la vida de las propias familias, o si no lo podrán ver si les toca enfermarse gravemente, quien les va a atender, y ayudar a sanar. Los amigos les llamaran al móvil, pero su madre estará junto a él o ella, y no por obligación, sino por conciencia y porque lo sufre quizás más que el propio enfermo.
No he oído a nadie protestar porque quizás nos quedemos sin pan, sin aceite, garbanzos y demás.
Se quiere un mundo limpio, pero lo ensuciamos porque ya nada es natural, y si no lo es, es porque nadie quiere trabajar el campo, con toda la maquinaria que hay, ya no se hace tan duro. Entonces productos de primerísima necesidad, vienen de lejos, y aquí la gente abre de todo menos industria natural. Es más fácil un gimnasio un bar o salas de fiesta, y viva la juerga. Se valora más hoy en día el físico y el ocio, que la obligación. Ya se irán viendo las consecuencias por la falta de ética.
Hortensia Alcalá García
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