LA GALERÍA DE LOS SECRETOS
YO AMABA A LA DIOSA
Circunstancialmente, conocí a un hombre, al cual
me costó mucho darle mi confianza. Pero tampoco se la retiré del todo ya
que supe ver que tras su mirada triste ocultaba algo muy profundo - algo
que desde la niñez alguien le dejó sellado para siempre, y que al poco
tiempo de la conversación él ya muy enfermo se lo llevó a la tumba.
Durante unos días charlamos de ello - a
ratos- que se fue alargando con el paso del tiempo, hasta que dejó de entrar.
Pero todo lo que contaba era de máxima importancia. Y cuando lloraba
sería el llanto del sufrimiento más duro y bello que se pueda
ver reflejado en la voz rota de un hombre, - emborrachado de dolor.
Hombre mayor: de familia acomodada. Formación académica:
historia del arte. Dominando a la perfección todos los estilos. Su pasión y
dominio por la belleza, llegó a ser el lenguaje habitual de aquel niño
chico, que creció, sin el amparo de su padre.
Él me
contó cómo fue su infancia sin escaseces, ni demasiadas exigencias, en
los estudios ni en su comportamiento. Disfrutando la libertad.
Padre ausente del entorno familiar; la mayor parte del
tiempo debido a su trabajo, “negocios” en los que su vida transcurría con
holgura e independencia familiar.
Madre: Mujer de espectacular
belleza, ya con varios hijos. Estudios: como sus antepasados;
historia del arte. Dominante - con gran rango de tiranía y algo
descuidada en su aspecto personal.
Él: niño obediente, buen estudiante, tercer hijo
del matrimonio. Este me contó que en la escuela lo que se le resistía era
el dibujo que le aburría. No encontraba tema para dibujar, menos aún el color
que daría a su dibujo. Algo que pronto descubrió cuando a los
14 años, comenzó su “gozoso” calvario.
Un día; mientras
fumaba un cigarrillo, sosegado y en calma, sin prejuicios, ni miedos pasados - o
- arrepentimientos. Él me dijo así: “Yo amaba a la “Diosa”. ¡Como él la
llamó! Yo le pregunté: quién era la diosa, y comenzó a hablarme en el mejor
“lenguaje.” Me dijo que al fin entendió la importancia y color del
dibujo y su valor, que lo dibujó con la mente y el alma en
colores blanco- negro y rojos de cadmio.
El- me mostro, un dibujo a lápiz sencillo y nada
de bien dibujado; en blanco y negro.
Casi sin darle importancia…, le miró y le digo - ¡No
me extraña que no te guste dibujar, pues se te daba fatal! Me miró muy
serio invitándome a recorrer su estudio en los sótanos de una
casona, mal cuidada y envejecida, aunque muy grande, “en su día
señorial”.
El hombre, tomó una linterna, - como
dije antes, todo estaba zarrapastroso. Hasta se olvidaba de reponer las
bombillas fundidas en la escalera, de acceso al sótano. La visita no me
asustó, ya que fue virtual, pero se apreciaba muy bien bajando la escalera
de piedra oscura y mármol blanco, que no fue visitado ni
cuidado. Las arañas bordaban sus telares con absoluta
libertad por todo el trayecto de la gran escalinata. Muy curiosa por
cierto, ya que aun bajando tanta escalera, se iluminaba con luz del día, pues
tenía acceso a otra calle desde el sótano, y al parecer fue galería de
arte familiar durante años.
La luz se colaba por todos lados, aunque las grandes
ventanas de cristal estaban sucias, los visillos de raso con
bordados en seda al filtiré. Dejan pasar la luz creando una
atmósfera cálida de luces y sombras.
¡Comencé a ver
enseguida con detenimiento, las obras impresionantes, y de muchos
años de casi- cautiverio de este niño, a,
hombre!
En primer lugar el cuadro: Tabla en grandes
dimensiones dibujado con maestría, y coloreado al óleo, titulado: (Madre
amamantando al niño). Trata de una mujer de mediana edad;
sentada en sillón de caña, decorado con un cojín en lino, estampado, rojo
con rosas blancas, detalles en rosa y verde pastel.
Segundo: Mujer, cabello largo rizado –
recogido en la nuca, resbalando algunas greñas desde la frente hasta los
hombros, “lactando a un niño” - joven de catorce años, sentado en el regazo de
su madre; bordeándola con un brazo por la cintura y la otra mano sosteniendo el
pecho. - Ella- piernas separadas, falda levantada, y gesto de
satisfacción.
En tanto el joven, manejando con
destreza la pasión por el arte. Se dibuja así mismo. (Niño chico, miembro de
hombre erguido), “pantalón caído”; trata de regar la fragante y
acariciadora rosa del rosal del jardín de la musa; mientras dibuja toda
la pasión sin límites, que se apoderó del viciado momento. En este caso
no solo la belleza sino que supo plasmar y combinar: belleza-
pasión- dolor- amor, música, poesía y perfume.
Superación
Otro caso de superación. Este dibujo al
carbón, del adolescente, trata de un niño andrajoso, pequeñito, con
alcance grande y se repite en cada momento: lienzo, papel,
carboncillo, lápiz, incluso en las paredes más ocultas del
viejo estudio que cada uno de ellos supera al anterior.
Continuando el recorrido, por la vieja “galería”
pinturas y dibujos, llenos de telarañas se veían por todos lados
especificando números e imágenes. Distintas posturas en momentos
diferentes, pero con los mismos protagonistas; que en afanados vaivenes
continuos - seguidos de palabras calladas, risa y escrito en clave
musical…relatan la misma historia.
Este cautiverio
duró tres años, hasta que marchó de la casa familiar buscándose la vida,
como Gigoló. Para volver años más tarde tras la muerte de su padre.
El joven artista situó su estudio y una escuela de Arte en la vieja
galería.
En tanto:- Mujer; sillón
de mimbre polvoriento, cojín de rosas. Vestido negro de encaje, mui
descuidado, zapatos de tacón negros en charol. Cabellos blancos
melena enlazada con cinta de raso negro. Un viejo blog de dibujo y
tres lápices de grafito desgastados, sostenidos en el regazo de la
Diosa. Que se dibuja con: - falda drapeada, con desgarros y mugrientos
lamparones. Se encuentran varios folios arrugados por dibujos desechados
de repetidos intentos hasta conseguir dibujar- un universo vacío,
en el que solo ella se reuniría con sus recuerdos.- Más bocetos, libros
de arte, cajitas de lata con cochinilla, que utilizó para pintarse ella,
y plasmar del color del cadmio su última obra.
(Sillón de mimbre envejecido, a la
espera del último suspiro).
(LA GALERÍA DE LOS SECRETOS
Libro:
GALERÍA DE LOS SECRETOS
(UN UNIVERSO VACÍO POR UN GOZOSO CALVARIO)
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