jueves, 24 de marzo de 2022

Reflexión de actualidad

 



Reflexión

Que pocas alegrías nos van quedando.

Sales a la calle a comprar, lo que compramos casi a diario. Te encuentras con la misma gente que hace tres años…, y, ya no son las mismas, te cuesta reconocerlas. Las  personas de la edad, ya no sabes, ver cómo eran, y como son. La mascarilla y la tristeza hacen su trabajo, tal  cual -como nuestros ojos lo perciben. Tristeza y dolor por los que se fueron con la epidemia, miras fotos de aquella excursión en la que todos juntos lo pasamos increíblemente bien. Recuerdas en Madrid buscando un teatro para sentarte esas dos horas escasas que dura la función, y que también lo aprovechas para descargar, el cansancio de patear las calles, parques monumentos y algún museo de arte, todo aquello que a la vuelta recordaremos en clases de baile, o en el café de media mañana.

                   Vuelves otro día del recado cotidiano, y ves en el muro las esquelas del  primer año, y…, del - II – año, que pasan como estrellas fugaces  los años.  Ves aquellas personas que ya jamás volverán, con su sonrisa graciosa y resplandeciente: con sus ganas de vivir..., de disfrutar los momentos  que tocan tras la jubilación.

 Recuerdas el siguiente viaje: Paris,  Louvre, Lafallette, Notre Dame, y un sinfín de monumentos y calles. Y por la noche cena “botellón” junto al Sena: bailar con acordeonistas y músicos callejeros a orillas del río, viendo pasar  los barcos bajo los puentes del Sena; que dice la canción romántica, Shall We Dance. También las cenas en plan picnic, todo lo llevamos del país: Jamón serrano, chorizo, queso idiazábal, Txakoli, y vino  de la tierra. Todo en abundancia para 38 personas, gozando de la libertad, que la edad nos otorga  porque ya solo tenemos años, y  son para vivirlos, cosa que hicimos,  armando bulla y diversión alargando las noches con salidas - como al Moulin Rouge.   Comenzar la mañana siguiente subiendo a  Montmartre, la plaza de los pintores, regatearles  tu foto trazada a lápiz, color, o pastel en Griselda. Todo un encanto ¡¡Montmartre!! En él que te gustaría  vivir un tiempo para empaparte de arte, de letras, de charlas interesantes, con aquellas personas artistas,  bohemias tan especiales, como la vida al natural. Porque  la vida es “rosa” si deseamos que lo sea, aunque cuando nos empapamos de que es así, ya somos viejos… como los trapos que no sirven ni para limpiar. “¡¡Fue que  nacimos pronto y maduramos tan tarde!!

Ahora somos los empachosos que decíamos de jóvenes cuando los mayores nos contaban lo que vivieron desde niños, y la historia se repite, ya que siempre de los siempres; cada X años  hay una gran guerra que recordar, y relatar a los que van llegando. La vida - el mundo semejantes a una noria, que sube y baja, sin parar y cuando para le cuesta volver a coger fuerza y subir, voltear, y sentir el vértigo de una y otra vuelta, escuchando el grito asustadizo, del pasajero primerizo que se le hace largo el recorrido, y no lo puede parar aunque se sienta agonizante.

Guerras desde el comienzo de los tiempos. Barbaries, luchar por el poder, fabricar para destruir, romper para arreglar, trabajar para comer, beber para olvidar. Matar para reponer, en tanto el mundo continúa su vuelta completa para volver a empezar.

Hortensia Alcalá García

 

 


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Hortensia Alcalá. Escritora: Sociedad de autores de Euskadi

Sociedad de autores de Euskadi

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