(Relatos que perduran en la memoria)
Niña- Mujer y Madre:
Al dar la luz la mujer a una niña, se abren nuevas
ventanas al mundo. (La niña, la
mujer y la madre,).
En la niñez será la alegría de la casa, motivación
y obligación familiar que se debe cumplir. Mimarla, escucharla,
acariciarla. Criarla con respeto amor y
cariño.
Hay quien cree que a
las niñas no se les debe regalar
muñecas, o sartenes y cazuelas para
jugar. ¡¡Algo que yo no comparto!! Las niñas tienden casi siempre a pedir como
regalos lo que ven a las madres, pero
también la intuición femenina por si sola
funciona. Mientras crecen, juegan a ser mamas...mientras el niño-hombre,
será su hijo
La adolescencia: En la adolescencia, comienza a ser más tímida, y curiosa. Preguntan mucho... y siempre hay
que contestarles, responder con la verdad. ¡¡si se les engaña, será por causa
fortuita para su bien!! Cada pregunta tiene una o varias respuestas; Muerte,
sexo, política...o la propia fe de cualquier religión o creencias “diferentes”.
La mujer desde la infancia debe saber “vía familiar y educativa desde las
primarias”- sobre la muerte, el
sufrimiento que se siente al irse para
siempre un familiar o amiguitos que por
causas varias pueden suceder. En concreto
que sepan que la muerte, sorprende en cualquier momento... pero sin
dramatizarlo, ni engañarles con la resurrección
de ninguna índole. ¡¡EL QUE MUERE SE TERMINA, TAN SOLO VIVIRÁ EN
NUESTROS PENSAMIENTOS, PERO NO CON
NOSOTROS!! Nada peor para la persona que aprender las cosas en dos versiones
diferentes. CUANDO YO ERA NIÑA ME DECÍAN- tal y cual... ¡No! Solo
que la muerte es el final de la vida.
El modo de vida moderna: El modo de vida que nos está
tocando vivir, realmente nada que ver con lo que vivimos en el s.XX. Fuimos en
vez de niños “pequeños esclavos” con
obligaciones familiares. -Seria inconscientemente pero fue así,” el o la mayos hijo/a, de las familias desde chicos ya
teníamos obligaciones, nos dejaban en casa al cuidado de los hermanos, sin ir a
la escuela....con 12años, ya trabajamos en el campo, en los algodones y el
tabaco, o apañando aceitunas, ¡¡con
buenas heladas!! Todo por un cuarto del
sueldo de un adulto, que lo cobrarían las madres!! A veces fuimos moneda de
cambio, ir al arroyo a lavar ropas de los comerciantes...o familias más
pudientes... por el pan y el azúcar del día.
La Mujer abuela: Las mujeres que nacimos en el s.XX. Y
continuamos en el s.XXI. Tras una niñez con matices poco deseables para
transmitir a nuestros sucesores, ya que todo aquello que nos falto a nosotros,
quisimos proporcionárselo al que llego más tarde...nuestros hijos. Quizás
pecando un poco de generosas, pues “para decir” se lo dimos casi todo ya
hecho, haciéndoles un muí flaco favor.
Hoy en día las cosas son
bien distintas. Ahora las madres modernas, se portan de modo diferente
con sus hijos. Por lo cual las niñas de antaño....de alguna manera, volvemos
a tomar el titulo de cuidadora como hicimos con las Madres. O más claro hacer el trabajo de
madres...olvidándonos que ya con nuestra jubilación, bien merecida y trabajada
y cotizada con creces. Enriqueciendo a un país que no nos mereció!! Ya que los
únicos que se beneficiaron del progreso del trabajador, fueron los vagos
embusteros engañadores, trapicheros y
sucios políticos.
Después de tanto
esfuerzo solo octanos a viajar.... si nos toca por el mísero inserso, algún viaje barato a visitar
las zonas ricas - residenciales de los “TRAJEADOS ENGOMINADOS” para ver sus
cochazos, yates.... y mansiones,
con piscinas entre palmeras, o sauces”. Sus señoras” o amantísimas”,
nenazas....tomándose todo el sol, ¡¡que
morenas estarán más guapas que las de la
retaguardia....!!-Benditas ellas las
menos agraciadas por la bondad divina.
En tanto, se preparan los papeles solicitando
residencias de ancianos asequibles para la mujer, que
ceso su trabajo al casarse para cuidar a su familia.
También la cotización se retomaría años mas tarde, primero la familia y al marido... ¡¡que no le falte de nada, que es el cabeza de la familia!!
(Una historia de niña)
El beso del sol y la luna
Aquella tarde al volver del trabajo. Tina y yo, que éramos
las más pequeñas de la cuadrilla de trabajadoras en la vega, cultivando el algodón
y el tabaco. Aunque cansadas de la larga jornada, entresacando algodón. -Aun nos
quedaban fuerzas para juguetear, mientras volvíamos al chozo
(choza) ¡¡Donde vivíamos los carboneros
con las familias!!
¡¡Padre y Madre, al carbón,
y las niñas al campo!!
Terminada la jornada, un día
templado de primavera; ya avanzada…Al paso del camino
a la derecha, había un viejo convento,
de monjas de clausura. Tina tenía 16 años, yo 13. Me gustaban los cantos Angelicales
que llegaban del cielo. ¡Pues yo eso pensaba!! Y me quedaba escuchando.
Ese día me detuve más
tiempo de lo normal oh!! ¿Comenzó el atardecer más temprano? Mi amiga me espero
para hacerme compañía como de costumbre.
La noche se hacía por
momentos, la oscuridad no nos dejaba ver, ni un pie junto al otro. La culpa fue
mía....por quedarme escuchando los
cantos celestiales. Y por eso no le decía a mi amiga ni palabra del miedo que
tenia.
No teníamos ni idea
de la hora que podría ser. La luna esa noche pereceo un poco. Todo lo
empeoraban los aullidos cada vez más cercanos de los lobos. La burlona lechuza,
alardeo de su careta para asustarnos más. Caminamos mucho. Sin darnos cuenta estábamos
sumergiéndonos en tierras pantanosas, y
no nos sonaba en absoluto aquel sitio. No sabíamos si fueron nuestras lágrimas, que sin
comentarlo brotaban a borbotones…o si fue que el charco de ayer que se
hizo más grande, para asustarnos.
El miedo se apodero
de nosotras. Aturdidas y desesperadas,
no supimos ver que por el camino al poblado de chozas, de los campesinos, se veían
las luces tímidas de los faroles de aceite, que los padres utilizaban para
alumbrarse en las noches al ir a atizar las carboneras. Yo no podía andar, no se si estaba cansada…o
mis pies continuaban impresos en el
cieno pantanoso.
Tina me
tiro del brazo y me giro al punto donde venían las luces. Para mí
que ya me sentía perdida para siempre, fue como ver, carrifilas de luciérnagas nocturnas
jugueteando, de camino al agujero del habitáculo,
o guarida.
Me pareció escuchar entre otras… la voz de mi padre, que decía….Tentxi-no
tengas miedo, ya estamos aquí. Al sentir la mano de mi Padre, endurecida por el trabajo del campo, pude respirar. Abrí
los ojos, vi la luz de la luna que nos alumbraba. Ya no sentíamos el frio del
agua del pantano ni el olor al cieno. Los lobos cesaron el aullido. La lechuza cerró
los ojos para que no la viéramos…. Y las
luciérnagas apagaron las luces para despistar a los grillos. Los cantos del convento
de clausura, Cesaron mientras… El sol y la luna se besaron como cada día.
La Mujer: (Relatos que perduran en la memoria)
2 comentarios:
Sentir la mano de tu padre es la verdadera luz, y no la de los faroles. Esa es la seña de seguridad que nos hace fuertes y confiados. Ojalá pudiera yo sentir la del mío, que aunque vive, no me reconoce ni me habla, ni me alienta como lo ha hecho siempre. Tu relato, una maravilla.
Aunque con "apaños" pero fue real, y puedo decir que el tacto de su mano "acorchado" por los trabajos tan duros, no se olvida. El murió hace 30años. Le encantaba la poesia-Gabriel y Galan. Neruda. Machado....
Siento mucho tu sufrimiento,al ver así a tu Padre. La vida es un "sin vivir" ánimos amigo. Un abrazo.
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