Llegó septiembre y con él: por decirlo de algún modo la estabilidad
en lo que va siendo del año. Personal
mente me gusta más que diciembre, o
cualquier otro. En septiembre además del regreso a todo tipo de normalidades o
que aceres, suele acompañar el tiempo, “menos
calor” lo cual se aprovechan más los días y se descansa mejor.
Otra característica de Septiembre es que ya por los últimos días – el paisaje comienza a mostrarnos su color habitual, tonos ocres o rojizos, creando preciosa luz nítida sobre suelos que reverdecen dejando atrás el dorado del verano. Es entonces cuando a las personas mas sensibles, parece que se nos enciende una lucecita, invitando a apreciar hasta el más mínimo detalle visual o sonoro- como puede ser el de un pájaro, que se quedó algo rezagado, y pia-pia-pia, como perdido en el tiempo. Pues en las personas los sentimientos languidecen y es el momento de contarlo, cada uno a su manera y retomar la calma.
Suplicas
Quédate conmigo amor,
pues no quiero que te vayas,
bajo el manto de la noche,
antes de que llegue el alba.
Deja que caiga el roció,
el que moja las mañanas,
el que embellece las rosas,
del rosal de nuestras almas.
Nuestras almas que nacieron
de amores de otras mañanas,
del latir de más amores
regados con otras aguas.
Amores de almas ardientes,
del que el tiempo pasa y calla.
Porque la vida no vuelve, es
un instante-un momento;
porque la vida no es nada.
Amores nuevos o viejos-
pero amores que se acaban.
Quédate con migo amor
que no quiero que te vayas.
Hortensia Alcalá. García
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