miércoles, 17 de mayo de 2023

ENCRUCIJADAS DE LA VIDA

 


ENCRUCIJADAS   DE  LA VIDA 

 

Niños prodigio: Llamarnos así a los abuelos y  bisabuelos, será una fanfarronada  pero humildemente lo fuimos y  continuamos siéndolo. Los que se fueron y los que aún estamos, que conocimos el cine mudo y pasamos al sonoro.  ¡Saltamos de un  beso a  dos rombos, para  entrar en el despelote completo! Comprendimos la música y quisimos imitarla para sentirnos más actualizados y  libres. 

 

El grupo Abba: aquel que hace cinco décadas nos incitaba a cantar en inglés sin apenas conocerlo y movernos a su ritmo, entonces nos dejamos alargar la melena y tintarla de rubio claro, ¡fuera bien con tú físico o no! Vestir con faldas largas estampadas y blusa hippy, pañuelos y collares-bohemios… “todo alegría”. No obstante, el mundo nos va dejando de lado, ya apenas recordamos y menos practicamos vivencias. Las reservas se ahogaron con las últimas lluvias de cada invierno, si algo quedó en verano se quema; dejando inválidas las raíces.

-Quizás por confusión o curiosidad ya pasadas seis décadas y algo más, la vida evoluciona  innovando el mundo cada vez más desconocido para los ya viejos Hippies. En tanto descubrimos que las nuevas tecnologías digitales, son tentadoras y muy interesantes... pues volvemos a soltarnos la melena, y en esta ocasión acortamos las faldas; cada vez más cortas, tanto que ya se nos ve hasta el culo, y, a base de cursillos aprendemos lo antes no aprendido, así conociendo un lenguaje nuevo aunque no fácil, nos atrevemos a utilizarlo. (Es que fuimos y somos atravesados y algo rebeldes).

 

            En los últimos quince años con la jubilación, para no aburrirnos,  nos vamos desenvolviendo por el mundo moderno que proporciona Internet, al igual que a manejar el teléfono móvil y la tv, digital, pedir las citas médicas o para ir a la peluquería. Del mismo modo hacernos páginas web, buscar en los foros y navegar. Conocer a más internautas, a veces con suerte de toparnos con antiguos  amigos de la infancia, ya con  cabellos blancos  al igual que los dientes, que se cambiaron por los descoloridos o negros, roídos por el tabaco y el alcohol. También cuerpos retorcidos por los esfuerzos del trabajo y  grandes caminatas, o comida escasa.

            Aunque a pesar de todo, nos va quedando dentro de la mochila buena parte del material aun no usado - porque nunca lo usamos los de antes. Lo guardamos intacto aun por si un día llegará su momento, ese momento que hoy en día, lo usan sin reparo alguno, y sin pensar en sus consecuencias las nuevas generaciones. Miedo y profundo pesar me va dando lo que se nos avecina. Gran desazón por si un día tu nieta de 14 o 15 años te llega a casa pidiéndote de tu pensión para ir a una clínica, porque se puso donde no debía, porque, nadie nos obliga si no queremos, porque nuestro cuerpo nos pertenece. El radicalismo extremo por todos lados es como la política traidora, que solo produce desazón y muerte. Jóvenes maravillosas. Jóvenes maravillosos y bien formados. Libertades si… siempre con cautela. Lo malo ya lo pasamos nosotros,  aprovecharlo para crecer, para saber y respetar, para amar y ser correspondidos/as, que vuestros descendientes puedan valoraros en ese mañana que tan rápido llega. Para que al abrir vuestras mochilas como dije antes; no se avergüencen de  sus progenitores y valoren a sus ancestros.

 Se suele decir al referirse a personas mayores, - “como los viejos” ¡no nos ofende la frase pues viejo es todo lo que desgasta el tiempo! “Nada malo en ello”. Lo bueno poder contarlo y hacerlo entendible, pues estamos infinidad de personas que solo fuimos a la escuela hasta  la edad de hacer la primera comunión... “cercanos a los ocho años” después servimos para trabajar ayudando a los padres,  aunque fuera cuidando hermanos, y limpiando la casa                

  

ENCRUCIJADA                                                                                                    

 

Ellos cruzaron sus miradas cuando paseaban por el malecón.  Los 50 años transcurridos no impidió que ambos cuerpos se estremecieran  surgiendo una alerta  importante, como no podría ser de otra manera. En el interior de ambos se despertó el sueño con cierta lucidez y se dejaron llevar.

No se pierde la memoria,  cuando el sentir es real  la  mente la recupera. El paseo continúa contemplando las mareas. Pero llegaron más días, más paseos, más alertas;  por si volvieran a verse, y recordar las vivencias. Claro que vuelven a verse, en compañías opuestas,  aligeran el paseo cabizbajas las miradas, con las manos temblorosas secan de pronto la frente o unas lagrima pérdidas, que vuelven a estar presentes. Mientras tanto  continúan mientras suben las mareas que van borrando las huellas que  cruzan continuamente – y se van   a paso lento por el malecón en calma, disfrutando de la tarde, que parece que promete... aparentemente suave como lo es en septiembre,  cuando la brisa  requiere vestirse con  camiseta y remangarse la falda caminando por la arena. Sensaciones – sensaciones con directas o indirectas, se pierden entre el tumulto por direcciones opuestas.

            Han pasado  varios días, sin paseos ni palabras, ni acompañados ni solos, y sin cruzar las miradas. 

            Sentimientos agridulces, una angustia o una calma, es lo que queremos ver, lo que los cuerpos demandan, y volvemos a perdernos por la misma encrucijada, sin decirnos lo que somos, sin contarnos lo que fuimos.

            Queda  la melancolía, la indiferencia, y la pena que el destino nos guardaba, cuando más falta nos hace  un poquito de cariño, comprendido y disfrutado  porque nunca lo tuvimos - pero  aun no sería tarde.  Es que el amor no se busca, ni se compra ni se vende - solo se debe tener cuando la razón lo entiende. Como la vida es muy loca..., como aquello que alguien dijo- tanto tienes tanto vales, no desperdicies el tiempo porque es  oro… ya lo sabes. Y más tarde o más  temprano, encontraremos lugar en el que la vida fluya cambiándonos de sitio, para podernos juntar. No me conforme con ello pues yo quería encontrarte y te confundí con otra, la seguí para abrazarte. Te he llamado varias veces ¡¡Mercedes por favor abre!! Di  patadas a la puerta que se cayó hasta la calle, 48 clavos necesitó el carpintero para poner un remiendo o sostenerla de nuevo. ¡¡La pena fue que no eras tú!! Y volvemos a la espera la paciencia es infinita, los años se van pasando. Con tantas penas los pliegues los cuerpos están bordando.  Ya no atinamos a hablar, desoímos las palabras;  si nadie puede cuidarnos nos rascamos los bolsillos y  tendremos que pagar, que gratis no se hace nada. 

Sentados en una silla de las que ruedan sin chófer, a la sombra de aquel sauce donde jugamos de niños. En un momento de despiste del dolor que nos  precede yo pude escuchar mi nombre cuando llamaste Mercedes. Aunque con voz temblorosa  llorando te respondí, tú me cogiste la mano, y me secaste los ojos que por fin estamos juntos y no me olvide de ti.

Nunca lo hubiera pensado cuando de mozos nos dimos el beso tan deseado, se enteraron nuestros padres, nos dejaron sin salir, nos enviaron muy lejos  y no volvimos a vernos, y después de tantos años esta historia tan penosa volvimos a repetir. 

Pero aquí estamos de nuevo como barco a la deriva, luchando por nuestro amor, luchando por nuestra vida. Pero no temas Alfonso, nadie nos va a separar, guardaremos el secreto,  y viviremos en paz.   

Mercedes y Alfonso, cada día se esperan para el desayuno, después salen al pequeño parque  en el entorno de la residencia en la que se encuentran, donde   charlan de sus cosas, ya no temblorosos ni con la voz rota.  Lejos de familias, lejos de su tierra. Retoman sus vidas más de siete décadas, el amor es fuerte, la dicha  completa. Menos afligidos, menos olvidados del mundo derecho, caminos torcidos los que ellos pisaron. Y vuelven a verse, a darse la mano esperando juntos - recuperar aquello que no disfrutaron.

Alfonso:

Aún nos queda tiempo Mercedes del alma, de seguir la vida el tiempo que dure la salud  en calma. 

Mercedes:

Comenzar de nuevo que la vida es larga, antes fue muy corta, cuando tú no estabas, pensando – pensando que estuve olvidada, que no me quisiste,  que ya no me amabas. Te seguía esperando pero no llegabas. Las noches eternas  traían los días con nueva esperanza. Me fui haciendo vieja, salieron las cana, fue lo que me hizo olvidarlo todo,  sin  pensar en nada. 

Alfonso:

 Mi pobre Mercedes, yo sí te esperaba, salía en tu busca y no te encontraba, ¡te fuiste tan lejos – tan lejos, allá a la montaña!

 

Mercedes:

 Vamos a casarnos Alfonso del alma, viviremos junto allí adonde estaba, pues tenemos casa, muy cerca del agua, donde el sol suave  deja disfrutarla. 

---Y, pasan más años,  la salud aguanta la que en otro tiempo fue recuperada.  La paz que vivimos el amor alcanza, no importa la edad, sobran las palabras, la vejez se acepta, la vida no es mala, si reconocemos que  las cosas  pasan.  

Mercedes - Mercedes: amiga del alma, he tenido un sueño, en el que volaba,  tú estabas  conmigo en cuerpo y en alma. No quería  perderte y te sujetaba. Pasábamos puentes, ríos y cañadas, pueblos y ciudades,  el mundo gritaba. No solté tu mano, no quise soltarla, no puedo irme solo porque me haces falta.  Allá adónde vamos  la tierra nos tapa. Las rosas florecen, azules y blancas, la lluvia las riega, el frío las mata pero no del todo, que raíces quedan en una mochila  para repartirlas y  recuperarlas. 

 Juntos dormiremos el sueño que aguarda. 

 

Hortensi Alcalá García

 

 

 

 

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Hortensia Alcalá. Escritora: Sociedad de autores de Euskadi

Sociedad de autores de Euskadi

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