Autorrelato: Hortensi Alcalà
(Como fuimos y como somos)
Minuto uno:
Hoy he nacido. Soy real pero sin nombre. Soy pequeña con ojos vivarachos, eso dice mi abuela y dicen que las abuelas lo saben todo.
Si venís a verme,me encontrareis en un canasto de paja de centeno, que confecciono mi madre. Mi madre siempre va descalza porque dice que no puede comprar calzado, ¡que el año va malo! Llueve mucho y el campo no lo permite. Dicen que ya pasó la guerra cuando había que esconderse para que no nos vean los de las patrullas que pasan ocupando la calle, y se oyen pasos y un grito que siempre dicen lo mismo con la misma voz. Yo, me asusto y lloro y mi madre me coge en brazos y me canta, mientras me alimenta y casi siempre me canta lo mismo.
Dice: (Duérmete niña chiquita que tu padre no está aquí, que se fue a por leña al monte y muy pronto a de venir).
Eso dice mi madre.
Minuto: 2
Yo ya he crecido y tengo nombre. Mi madre ya tiene alpargatas. Tengo hermanos y van al cole a patibularios. Yo no puedo ir porque los tengo que cuidar, e ir a lavar al arroyo, y cuando vuelvo a casa tengo las manos muy frías... y lloro "sin que me vean" Mi padre se da cuenta y le dice a Madre que me guarde las manos y los pies en su regazo para calentarlos.
¡¡Eso le dice!!
Minuto: 3
Yo ya trabajó con 12 años, pero solo le pagan a Madre con algo de comer. En las noches de verano salgo a jugar con amigas y amigos, solo que si se portan mal no los adjuntamos".
También voy a misa porque la hermana del cura dice que aprendo bien los cantos para cantar en el coro, y en ratos libres me enseña a bordar.
"Me encanta"
Minuto: 4
Es primavera, y vivimos en el campo que es cuando hay trabajo. Hoy es domingo y los hombres frente a la lumbre juegan a cartas, y dicen palabrotas. Muchas palabrotas; y se enfadan. Uno se liá a guantazos y le pega hasta a su hija de 3 años. Su mamá va a recogerla y se gana un montón de hostias... "como el hombre les dice".
"Llantos"
Minuto: 5
Yo ya he cumplido 13 años. Trabajo en la recolección del algodón y del tabaco. Mucho calor en agosto, pero ya me pagan medio sueldo. ¡¡Bueno a mi no, a mi madre!! pero me compraron tela para confeccionar un vestido, y como no se coser aprendi por las noches ayudando a una modista.
"Mi abuela orgullosa de mi y yo contenta".
Minuto: 6
A pasado el tiempo y somos cuatro hermanos, pronto cumpliré 14 años pero no estoy contenta - yo ya quiero ser modista-, y solo trabajo en el campo con la cara churruscada por las calores y el frío. Esa misma primavera nació la quinta de mis hermanos.
"Que mosqueo, otra más"
Minuto: 7
Aunque: De pequeña me regalaron un reloj muy extraño: tan solo tenía 48 minutos. Yo no me sentía contenta ni entendía la hora de aquel reloj tan raro, pero adornaba mi muñeca y me parecía a las hijas del médico del pueblo. ¡¡Yo seguía queriendo ser modista!!. En el Nodo del cine veía los cambios de tendencias en moda y soñaba con ser aquellas guapas mujeres y la moda de París.
"Sueños de juventud".
Minuto: 8
Con 15 años... un vestido nuevo y mi reloj defectuoso me embarque a la aventura, y en un tren de madera lleno de soldados que les tocó a Araka a la milicia, - allí estaba yo,bajándome el vestido continuamente para que no me mirasen a las piernas.
"Pobres soldados"
Minuto: 9
Pasan los años
¡¡Como fuimos y como somos!! Como caminamos los caminos secos, las veredas verdes, o los surcos que sembramos, las cosechas recogimos y dignamente lo llevamos, las familia numerosas que con cariño criamos, proporcionándoles todo lo que estaba en nuestras manos.
"Todo por la familia"
Minuto: 10
Ahora nos queda el final que por ley a de venir, mientras nos surcan el rostro lo escrito sin escribir. El color de los cabellos de los viejos de hoy en día, lo llevamos con orgullo sin tenerlo que sufrir, pues más blancas son las nubes pero adornan el espacio y nos sirven con el agua y del sol para guardarnos. Y si el tiempo lo permite que vivamos unos años, más allá de los ochenta, para seguirla escribiendo, para seguirlo contando.
¡¡Y, lo seguimos contando!!
Minuto: 11
Y...Contando los sucesos del caminar por la vida con una mano delante y detrás una mochila..
" La vida duele"
Minuto:12 de 48
Percance en el ascensor:
Hoy volviendo del recado como cada día, me ha sucedido algo extraño, aunque ya poco o nada me extraña. Al pulsar el botón del ascensor no se como lo hice pero se ha parado. Dentro había un vecino que yo no conocía ni el a mi.
"El ascensor no arranca"
¿Señora en qué planta se queda usted?
-¿decía usted algo?
Claro, ¿a qué piso va?
¡¡Me da igual... si no tengo prisa!! Pulse usted a donde vaya... que yo saldré por mi lado, pues aun me queda tiempo para comer con mi gato, "aunque él nunca se queja cuando vuelvo y he tardado".
El:
¿Señora puede dejarme pasar?
-Respuesta: Un momento caballero, intentó coger la llave que estará en el hondo del carro- y luego puede usted pasar.
El señor: ¡Puedo ayudarle si quiere, es que ya se me hace tarde!
Asunción, que así se llama la mujer de 80 años, mira al vecino del quinto y baja la vista al carro; y comienza a sacar toooodo lo que trae del súper y la farmacia. Ante el asombro del hombre que al fin responde a Asunción, después de preguntarle varias veces cual es su nombre...
¡¡Pablo, me llamo Pablo, y señora tengo prisa!!
...Y por causa del destino el carrito de Asunción pierde la rueda derecha, y queda encajada en la puerta, y por mucho que pulsan botones nadie oye las llamadas. Que mala suerte la nuestra dice la pobre mujer, mientras que Pablo la mira con ganas de... ¡¡No se que!!
El tiempo pasa y es la hora de comer, gracia al pan de la vieja y un cachito de tocino del jamón para el puchero, y 100 gramos de chorizo. El postre fue una naranja que entre los dos se comieron.
Sentados se quedaron esperando algún milagro, de que la puerta se abra y seguían esperando. Unos minutos más tarde Pablo le pide a Asunción que le cuente alguna historia por no perder la razón.
Como la historia es muy larga te la voy a resumir: lo que me fue sucediendo desde que salí de allí. De donde fuimos tan pobres que no volvimos a ir hasta varios años después que nos fuimos donde nada tuvimos y nada encontramos; solo una persona mayor familia lejana que nos ofreció una casa vieja donde pasar una semana que entonces solo serian las vacaciones de ocho días!! La casa sin agua ni luz, pero no quisimos olvidarnos de la tierra en que nacimos y nacieron nuestros hijos y ancestros.
Al poco tiempo de vuelta de aquellas escasas vacaciones recibí una carta, fechada diez días antes. La mujer, familia lejana, viuda de guerra, que nos acogió en su vieja casa, me propuso un plan para no dejar de ir, que como ella decía "del pueblo donde se nace y se pace, no hay que olvidarse jamás." El plan seria enviarle todos los meses un billete de 100 pesetas en un sobre dentro de la cuartilla de escritura. ¡¡Pero escribe mucho para que no se transluzcan el billete y no se extravíen las cartas.
¡¡Eso me dacia!!
-Así pasaron tres años sin ir al pueblo, hasta reunir todo el dinero del pago de la vieja casa. Ese verano, por fin volvería con la familia de vacaciones. que ya fueron 15 días que se consiguieron con manifestaciones y días de huelgas al igual que la subida del sueldo.
Gran sorpresa fue, que al llegar nadie nos esperaba. La puerta cerrada con llave, cosa rara ya que entonces no se atracaban de día ni por las noches. Otra familia nos acogió en su casa, hasta ver que sucedió ese día.
Al día siguiente pregunté por mi tía lejana, pero la respuesta fue un portazo y puerta cerrada. Yo, tozuda y contundente, force la parte de arriba, o, postigo de la puerta y me colé, llamando suavemente. La casa estaba revuelta y sombría. Camine por la oscuridad cuando noté un cosquilleo por las piernas... no sentí miedo ni me asuste ya que note con claridad que era un gato. ¡El me llevo a donde se encontraba su ama!
Abrí la ventana y, retiré una cazuela de barro y la cuchara en la que le habrían pasado de comer. "Limpiarla ya lo hizo el gato". Mi tía lejana ... buena mujer: me reconoció pero me invitó a salir de allí rápidamente. No sin mostrarme antes los moratones que tenía por su cuerpo y de más signos de violencia destorriados por la cama, y en la almohada mechones de pelo y las horquillas del moño que siempre llevo.
Le ayude a levantarse y me llevo a donde tenia un baúl antiguo que heredó de su madre, y me mostró donde guardaba las cartas, y el dinero que le fui enviando durante los tres años. Así me contó lo sucedido en días anteriores cuando dos personas de su entorno rebuscaron y encontraron las cartas con el dinero. Me contó que quemaron las cartas, y entre bofetadas y tirones del pelo me zurcieron viva. Así me lo dijo... ¡en tanto a mi se me partía el alma¡ Al igual que se me partía cuando me pidió rotundamente que no volviese por allí, o seguiría sufriendo palizas y silencio. Un silencio que se llevo a la tumba dos meses más tarde. El dinero se lo dejaron ver muy pronto que lo emplearon en renovar la casa.
Amen- amen.
Pablo no dice nada solo el silencio habla.
Asuncion: Hola Pablo, estoy aquí!! Disculpa si te he cansado con mis historias de vieja.
-Pablo: No es eso Asunción, discúlpeme usted, que no he sabido tratarla como se merece.
Ella: Mira, por fin sale la rueda del carrito y solo un poco torcida, expresa la mujer.
El: Señora Asunción, Soy Abogado y escritor - aunque algo inútil, lo cual le pido disculpas por mi torpeza y comportamiento con usted. Quiero pedirle permisos para contar en mi libro la historia conmovedora de su relato... si le interesa los derechos de autor serán para usted. Y desde hoy removeré lo que haga falta para solicitar ayudas legales a sus necesidades. Comenzaré comprando un carrito de compras - que este como que ya dio lo suyo. ¿Qué le parece?
- Asunción suelta unas carcajadas y comenta al hombre del 5º ¡pues al carro no lo veo tan mal, solo le falta la goma de la rueda, y chirría, pero aun me sirve!!
En pocos días el domicilio de Asún, está renovado, el ropero también y la cocina estrena nevera y lavadora.
Todo lo demás lo dirá el tiempo, mientras Asunción renueva cada poco su vestuario, que al final es lo que siempre mas le gusto.
Hortensi Alcalá