Te encontré un amanecer, como ave solitaria extraviada.
Entraste
en mí en ares de otras lunas plateadas.
A través del
cristal nos conocimos.
Cruzando las
miradas. Verde el cristalino limpio
y puro, con
otro cristalino miel de
vida, dulce y agua.
Momentos inciertos vivimos, por las dudas,
que nuestros corazones ignoraban.
Sombras silenciosas e inseguras, fueron noches
de pesar y llanto en la
almohada.
-A ti:
te lo dedico,!! ya que pronto la sonrisa me acercabas.
La flor que un
día creció del llanto, vuelve a secarse
Para crecer de nuevo en nuestras almas.
Sin saber cómo emprendimos el camino.
Sin saber cuántas locuras nos aguardan.
¿Te acuerdas que me pediste elegir, entre tu verdad
y mi
silencio? …Y sin dudarlo yo te elegí… y tú,
callabas.
Caímos nuevamente en el olvido,
perdiendo nuestro
Amor que tantas
puertas nos cerraba.
-A Mi:
¡Que te espere cada mañana! Al igual que
aquel ave
Solitaria
extraviada.
Escuchando tu voz enmudecida, solo música en el aire
Yo
escuchaba.
El roció mañanero
del camino mi rostro humedecía
Mientras que a paso lento de tu recuerdo me alejaba.
-A Ti:
Que no olvidaste mi destierro, me buscaste de nuevo
...Sabedor de que yo
por tu querer, aun esperaba.
Ninguno de los dos nos mentimos, leales a
lo nuestro
Me aceptabas.
-A los
dos: Que aun a modo de oasis del
desierto,
Deslumbrados por el sol,
buscamos la diminuta flor que
Puede sobrevivir sin agua. Aceptando
nuestras dudas
La verdad, los miedos, y como
sobrevivir sin agua.
-A ti,
que llegaste a mí cuando más lo
necesitaba.
Hortensia Alcalá
García.
17/12/2014/
Dedicatoria: Poema, Lirica.