Estamos
viviendo tal transformación de la vida que ya no se sabe que es lo real
o lo irreal. Hablé antes de las guerras pero continúan las guerras. Hablé - de los
cambios de vida y continuamos con los cambios. Dimos a nuestros hijos una vida
mejor que la que tuvimos nosotros y nuevamente nos confundimos. “La jodimos de
nuevo”. Haciéndoles todo, no
exigiéndoles nada, queriendo que ellos tuvieran una vida digna,
les dimos la vuelta y fue el gran error. Si también se les hubiera exigido
responsabilidades colaborando en
casa quizás ya que se lo dimos todo y
muchísimos no lo apreciaron como tal y
se metieron por otros lados rematando así la jugada del ¡yo no escucho a nadie y quiero ser libre!
Nuevamente padres que sufrieron las consecuencias otra vez. Drogas y otros
vicios que llegaron como las moscas a la miel. Los padres ya les daban más dinero ya que las madres aunque mayores
nos pusimos a trabajar alternando el trabajo con el cuidado de la casa y la
familia.
¿Donde está la sensatez de las personas?
(La confesión)
Yo me confieso
Señor cura, no se ofenda si le digo que he
pecado.
Póngame una penitencia mirando hacia el otro
lado.
Si levantaran las manos todo aquel que haya
pecado
no se vería la luna, ni el sol desde el otro lado.
Mire usted señor don Juez, no se haya
equivocado,
que no soy yo el agresor sino el agredido
honrado.
Y es que parece mentira quien las leyes aceptaron,
que miren a la barriga para verse el otro
lado.
Sea quien sea
el culpable, sea- cual- sea
culpado,
centremos bien la balanza y que sea bien
juzgado.
Aquel o aquella que mata
sin razones ni reparo
que las penas sean justas y que
pague su pecado.
1 comentario:
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Hortensia
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