Foto: solapa libro
En este día 2 del 5- 2019. Estrenamos segundo libro: (GALERIA DE LOS SECRETOS Un universo vacio por un gozoso calvario. Tengo
que decir que solo hace unas horas que está aquí conmigo y ya me tiene
atareada, “no me dio tiempo ni de reponerme de la gestación;” pero estoy
contenta!! Tiene voz propia y no para de decir cosas…, unas para
pensar, otras para reír y muchas para llorar.
Aquí en mí ya, viejo blog, el que me acompaña desde hace
años, iré dejando entradas, con las
peripecias que los más de 163 títulos que componen el índice darán respuestas, a muchas preguntas y dudas que siempre las
tenemos. Si desean adquirir algún ejemplar en papel con firma de autos y dedicatoria, me pueden
dejar un comentario y nos ponemos en contacto.
Gracias, saludo cordial.
Hortensia.
Unos fragmentos del prologo
Hortensia Alcalá, que a sus más de siete décadas, y pese a
no haber ido a la escuela, decidió lanzarse a la aventura de escribir sus
recuerdos, sus reflexiones y sus ideas, «porque —como bien explicará ella misma
dentro de unas páginas— la memoria cansada y agotada no da más de sí». Me ha
recordado tanto a mi madre… Y por tantas cosas… Su historia es una historia de
vida, una de tantas historias de personas que, como mi madre, como Hortensia,
vivieron los tiempos oscuros de la posguerra y la dictadura del carnicero; una
de tantas historias de los nadie, de aquellos de los que hablaba Galeano,
aquellos «hijos de nadie, dueños de nada», aquellos que, armados solamente con
su hambre y su afán de justicia y libertad, lucharon por mejorar sus
condiciones de vida. Pese a todo, pese a todos. Los nadie, que, cansados de
represión y hambrientos de pan y justicia, vivieron con miedo el cambio de
régimen, pensando que aquella guerra ya lejana podía volver a repetirse.
Siempre vivieron con ese miedo, alimentado por las fuerzas represoras,
conocedoras de que así podrían mantener a las masas calmadas. Los nadie que
ahora, cuarenta años después del fin de la barbarie, ven con estupefacción como
los que gobiernan, en vez de preocuparse por gobernar, que para eso cobran y
roban, se dedican a generar odios y a engendrar violencia. Y ellos, nuestros
padres, nuestros abuelos, se han visto obligados a volver a tomar las calles,
como hicieron cuatro décadas atrás, aunque ahora armados con medicamentos y
botellitas de agua —«por si se nos hace la hora de tomar las pastillas y no
estamos en casa»—. Porque Hortensia, la protagonista y autora de esta
sensacional historia, es una de esas luchadoras que cada lunes, desde hace ya
más de un año, se manifiestan en el País Vasco para luchar por unas pensiones
dignas, una de esas personas que con su ejemplo provocan que mucho tengamos que
agachar la cabeza por vergüenza, tras tomar conciencia de nuestra cobardía
acomodaticia. De todo esto, y de mucho más, nos hablará con pluma lúcida
Hortensia, porque, aunque la memoria flaquee, el vigor y la fortaleza de sus
ideas siguen más fuertes que nunca. Así, en esta obra que están a punto de
comenzar —en cuanto este cansino prologuista deje su perorata—, leerán quejidos
a gritos contra la injusticia social, contra el machismo, contra el abuso,
contra las violaciones impunes y contra la violencia de género; leerán
sanísimos y lúcidos ejercicios de autocrítica, en los que nuestra autora entonará
un mea culpa por lo que, desde su perspectiva, se ha hecho mal; leerán sabías
reflexiones sobre este alocado mundo 2.0
en el que vivimos, sobre la voz adormecida del pueblo, sobre hijos que se hacen
viejos en casa, sobre los malditos gobernantes, elecciones engañosas y campos
abandonados a su suerte. Sobre la memoria, las desmemoria y el maldito
alzhéimer… Maldito sea. Leerán la historia de Olvido y sus pinturas, o la de
Diego y su huerto, o la de Dora y sus amores tardíos; leerán maravillosas exhortaciones
a las mujeres y hombres para que, pese a la vejez imparable, se quieran y
quieran, y bailen, y vivan, y sientan; leerán una crónica acertada y
contundente sobre la barbarie del terrorismo de ETA, que vivió en primera
persona durante muchos años, y contra las torturas policiales, la otra cara de
la moneda, imprescindible para conocer en profundidad el conflicto. Y todo esto
adornado con algunos de los espectaculares óleos que la propia Hortensia ha
pintado y que ha tenido a bien ofrecernos… y sus poesías, que también es
poetisa esta brillante autora. Lo tiene todo. No les entretengo más. Les dejo
con su pluma ágil y con su mente libre; les dejo con su fortaleza, con su
rebeldía inagotable y con su afán de libertad; les dejo con su sinceridad, con su
dignidad y con su experiencia. Les dejo con ella, con Hortensia, con sus letras
y sus colores. Tengo la firme convicción de que no se arrepentirán de haberse
lanzado a este viaje literario que he tenido el honor de prologar
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