¿Quieres la miel
del color de mis ojos?
(Narración poética)
Alegre me desperté esta mañana temprano. Incrédula por la
complacencia de un amor casi olvidado, pues nos dijimos adiós en un tiempo ya pasado.
No pude decir tu nombre, tu nombre casi olvidado. De la mano me tomaste, me
trasladaste al pasado, recordando nuestras noches y tiempos tan añorados.
Nuestras manos enlazadas sintieron el pálpito de nuestros
corazones, como ríos desbordados. Mientras caminamos juntos con los recuerdos
forjados. Mirándonos fijamente te dije. ¿Quieres la miel del color de mis ojos?
Me miraste con dulzura… nos abrazamos llorando -llorando
lo cuento ahora, llorando lo estoy contando. ¡Dime! ¿Tú quieres la miel del color
de mis ojos?
Quise sacudir mi alma para no pensar en ti ¡Te dije! Ya no te
quiero, y pronto me arrepentí. No quise soñar contigo para dejar de sufrir, más la noche traicionera
volvió a llevarme ante ti. Entre sueños enlazados nos damos de nuevo el sí; no
retire tus regalos con más amor te los di. Te regale mi pasión - mi entereza yo
te di!! También las rosas más bellas que corte de mi jardín.
Te regale la miel del color de mis ojos;
llorando yo te la di.
Y te regalare mi boca, mis besos, mi sonrisa armoniosa.
También
mis manos para enlazarlas con las tuyas cuando nos demos el sí.
Tímidamente me desnudo ante ti, te ayudo a retirar tu
atuendo “gentinoso” ceñido varonil. Ya nada me impide saborear tu piel. Cuerpos
encendidos por el amor; me estremezco ante tu cuerpo desnudo - me siento
desfallecer.
Embriagados por nuestro sentir placentero en desbordante vaivén;
conteniendo las palabras, rompiéndolas de placer. Frases contenidas palabreándonos amor,
palpando la piel temerosos de perdernos otra vez.
Complacencia mutua derrochando ilusión, tomada con sal y
miel - con sal y rica miel.
Te ofrezco mis pechos ardientes; con el tacto de tu piel sobre mi cuerpo.
¡Dulce placer, dulce placer!!
Llegado el momento de saborear el alimento dotado del más
querer.
Sabores variados de
sal y miel - de sal y miel.
Sabor salado, con rica miel, el que nos hizo sentir y
nuestro cuerpo estremecer. Fueron tantos mis regalos dotados del más querer… regados con sal y miel.
Hortensia Alcalá García
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